Nacido el 20 de abril de 1989 en Barquisimeto, Edo. Lara. Amante de la psicología, y juntador diletante de palabras. Ha publicado en cientos de ocasiones para su mesita de noche, ha recitado innumerables veces para su almohada, ha hecho de sus pensamientos un arma y un escudo, un campo y un refugio, un soplo y un diluvio, y el único pasatiempo insano que un hombre inundado de letras podría tener para convertir su amor en arte.
|
A quien se ha idoNo puede ser casualidad que la persona que más me ha querido sea la misma
que a la que más le he fallado. Tu olor me invadía sin avisarme. Tu amor fue tu mejor obra de arte. Es la mayor broma de mi memoria el haber olvidado que estabas y luego, al irte, no poder olvidarte. Ya no puedo cantar mis culpas. Ya no dejo que salgan nunca. No es fácil abrir los ojos después de soñar contigo. No es fácil dejarte a un lado y, con ello, darme la espalda a mí mismo. No es fácil estar de pie, recibir aplausos, conseguir un triunfo. El éxito se vuelve insípido si no te encuentras entre mi público. El tiempo será tan largo que nadie recordará que estuvimos juntos. El espacio será tan grande que nos desvaneceremos separados por el mundo. Llegará a tu vida una persona que seguramente no cometerá mi error. Pero a mí no. A mí no. Porque otros tendrán mis ojos, pero no tendrán mis miradas. Otros tendrán mi boca, pero no la magia de mis palabras. Otros tendrán mis manos, mi cuello, mi distante atención. Y ten por seguro, cariño mío, que sus dedos podrán tocar mi cuerpo, pero no podrán tocar mi corazón. Por: Jonathan Lozada |
Podría cantarYo podría cantar sobre tu magia,
de cómo surgían del silencio tus sonrisas espontaneas, de cómo despertaba en tus pupilas un domingo en la mañana. Yo podría esconderme en tus oídos. Yo podría vivir en tu mirada. Yo podría cantar sobre tu danza, de cómo las partículas de aire se abrían paso enamoradas, de cómo recitabas un poema con tu cuerpo y tu acrobacia. Yo podría inclinarme en tus puntillas. Yo podría perderme en tus baladas. Y yo podría cantar, y una nota sostenida daría vida a mi garganta. Que el viento sople cantando si ha de llevarse mis palabras. Yo podría luchar, yo podría cantar. Pero nos detenemos aquí. Has elegido de pronto el sonido de otras bocas. Yo no pretendo ser en este cuento un cazador de mariposas. ¿Cómo pueden competir mis versos con las manos que te tocan? Con tus múltiples deseos, con tu carne vuelta loca. Hoy mi pentagrama se ha negado a usar tu nombre. Hoy, mi musa escapa con maletas de reproches. porque si mis letras hoy me empujan a encontrarme con tus hombres, Y yo no la busco, y yo no la quiero, ya yo no la busco, ya yo no la quiero. Y dejándome vacía el alma y sensible a las caricias, yo me niego a verte volar, y me niego a volverte a cantar. Por: Jonathan Lozada |