(Barquisimeto, 1993). Estudiante de Arquitectura en la Universidad Central de Venezuela (UCV) Ilustrador y Escritor. Joaquín Sabina, Jorge Drexler y Leonel García le dan la banda sonora a su vida, Se puede decir que nació en un taller y mundo artístico donde aprendió a utilizar el lápiz y a entender lo que en la hoja tiene que plasmar, Es un artista con un sentido retratista y escribe lo que siente y vive, como ilustrador ha trabajado de forma independiente, como escritor ha publicado para el portal sorbo de letras. Para conocer más el mundo de Gerardo González
instagram: @gerardogonzalezj |
La puerta semi abierta.
Ya sé, no te debía escribir, pero espérate, seguí leyendo, necesitaba decir
algunas cosas, de aquella vez que deje la puerta semi abierta y tú te fuiste,
no sé cuánto tiempo te estuve buscando, hasta mi sombra, recuerdo y sí,
me arrepentido de no cambiarle la cerradura, de no cambiar hasta la misma
puerta, siempre pensamos que el tiempo viviendo en camas diferente nos
ayudaría, que eso no era lo que pensaba.
cuando corrías la cortina, y el transparente de tu cuerpo solía darme los
buenos días, que fueron diferente desde que te descubrí cuando cerrando los
ojos y poniendo las manos en tu frente dijiste mi nombre tantas veces , y
llovía, llovía tu sed, llovía en tu cuerpo mi amor, que tardes vivíamos juntos,
y que tarde para pensar tantas cosas obvias, de por qué fuimos incapaces de
tumbar las puertas y poner más cortinas, poner más ventas, cambiar el té
por el café, o quizás también por un mate y si, yo no te vendré a decir que te
llevaré a marte, porque no es así, si te fijas bien, nosotros no necesitamos un
color rojo, ni una fecha de escape, si de escape hablarse, venid, escápate y
regresa que te extraño, te extrañan mis sabanas, te extraña aquella silla coja
que siempre me pediste botarla, pero ya ves, yo no boto, yo no olvido, ni
tampoco espero, claro solo las cosas obvias, pero fíjate, si nunca la boté, al
igual que muchas cosas fue por algo, si no me dejaste nada, me dejaste la
silla coja, la compraste tú, y disculpa si dije, que nunca me gusto, pero era
tuya, de tantas sillas, la escogiste a ella, y me di cuenta que tú misma te
fijaste que esa pata estaba floja, y no importó de tantas te llevaste esa.
fue la primera vez, que vi, tantas ganas de una mujer, por demostrarse capaz,
dejar la palabra fémina, por decidida, por arreglar la pata, por pintar la silla,
pero quizás no viste lo mismo de mí, que no cambié las cerraduras, las
puertas, las ventanas, y si te fuiste por la misma puerta que no arreglé, yo me
quedé con la silla coja que tampoco fue arreglada, pero sigue la puerta, semi
abierta, por si te vuelves a escapar, te espero, y que en esa silla coja, los dos
la podemos arreglar
Por: Gerardo Gonzalez
algunas cosas, de aquella vez que deje la puerta semi abierta y tú te fuiste,
no sé cuánto tiempo te estuve buscando, hasta mi sombra, recuerdo y sí,
me arrepentido de no cambiarle la cerradura, de no cambiar hasta la misma
puerta, siempre pensamos que el tiempo viviendo en camas diferente nos
ayudaría, que eso no era lo que pensaba.
cuando corrías la cortina, y el transparente de tu cuerpo solía darme los
buenos días, que fueron diferente desde que te descubrí cuando cerrando los
ojos y poniendo las manos en tu frente dijiste mi nombre tantas veces , y
llovía, llovía tu sed, llovía en tu cuerpo mi amor, que tardes vivíamos juntos,
y que tarde para pensar tantas cosas obvias, de por qué fuimos incapaces de
tumbar las puertas y poner más cortinas, poner más ventas, cambiar el té
por el café, o quizás también por un mate y si, yo no te vendré a decir que te
llevaré a marte, porque no es así, si te fijas bien, nosotros no necesitamos un
color rojo, ni una fecha de escape, si de escape hablarse, venid, escápate y
regresa que te extraño, te extrañan mis sabanas, te extraña aquella silla coja
que siempre me pediste botarla, pero ya ves, yo no boto, yo no olvido, ni
tampoco espero, claro solo las cosas obvias, pero fíjate, si nunca la boté, al
igual que muchas cosas fue por algo, si no me dejaste nada, me dejaste la
silla coja, la compraste tú, y disculpa si dije, que nunca me gusto, pero era
tuya, de tantas sillas, la escogiste a ella, y me di cuenta que tú misma te
fijaste que esa pata estaba floja, y no importó de tantas te llevaste esa.
fue la primera vez, que vi, tantas ganas de una mujer, por demostrarse capaz,
dejar la palabra fémina, por decidida, por arreglar la pata, por pintar la silla,
pero quizás no viste lo mismo de mí, que no cambié las cerraduras, las
puertas, las ventanas, y si te fuiste por la misma puerta que no arreglé, yo me
quedé con la silla coja que tampoco fue arreglada, pero sigue la puerta, semi
abierta, por si te vuelves a escapar, te espero, y que en esa silla coja, los dos
la podemos arreglar
Por: Gerardo Gonzalez